Diego y Luis Miguel Villalpando mantenían su relación de apoderamiento desde el año 2008, año en el que Luismi colgó el vestido de torear para pasar a ser el único apoderado del diestro. No había contratos de por medio, como es normal entre dos amigos para los que la confianza mutua suponía la única rúbrica posible. Luis Miguel Villalpando ha sido como un padre para Diego, él y sólo él creyó en un torero denostado por todo el mundo y al que no le daban cobijo ni en su tierra. Luis Miguel Villalpando apostó por Diego y no se equivocó, juntos han conseguido que Diego Urdiales sea considerado hoy en día como uno de los matadores más honestos del escalafón, por su clasicismo a la hora de interpretar el toreo, su valor, su temple y su hondura. Luismi y Diego como no podría ser de otra manera, seguirán siendo amigos, porque la amistad entre estas dos personas está por encima de contratos y ataduras, por encima de orejas y puertas grandes, por encima de triunfos y fracasos, la amistad en estos momentos es el mejor de los trofeos que podían quedar tras tres años de apoderamiento y una ruptura que nadie deseaba pero que realmente era necesaria.
GRACIAS VILLALPANDO.