EN MEMORIA DE LUIS PÉREZ
Hoy poco importan las vueltas al ruedo, ni las ovaciones, ni los naturales cadenciosos, ni los derechazos rotundos. Hoy poco importa que en los corrales de Vista Alegre esperen 6 Victorinos ofensivos, ni que uno de los que se vaya a enfrentar a ellos sea Diego Urdiales. Hoy no importan las sustituciones, ni la justicia taurina, porque la otra justicia, la que se dicta desde el más allá, ha querido arrebatarnos a primera hora de la mañana a un Urdialista eterno. Luis Pérez.
Hoy nos ha dejado el esposo, el padre, el amigo, el aficionado, una persona que siempre estuvo presente, tanto en las travesías por los desiertos más áridos y hostiles en los que Diego no conseguía contratos como en las borracheras de torería como la del pasado 16 de agosto en su ciudad, Alfaro, el día en que su torero le brindó el primer toro de la tarde por: “gran seguidor, gran aficionado y buena persona”. Sobre todo buena persona. Diego le brindó su alma torera en aquel brindis y Luis le devolvió su corazón en forma de San Ezequiel metido en la montera. Diego le seguirá brindando toros desde los ruedos y seguro que Luis seguirá disfrutando con su torero como aquel día cuando veía que el torero de sus entrañas indultaba al segundo toro toreando como los ángeles.
Hoy esos mismos ángeles malditos te habrán aupado en volandas hacia el otro ruedo como lo hizo tu hijo Javi con Diego tras el indulto. Hoy los oles se tornan llantos, las muchedumbres soledades y los abrazos de alegría son ahora abrazos de desconsuelo.
Hoy las palabras se acaban apenas salen del alma, hoy duele el pensamiento arremolinado, duelen los recuerdos frescos en las retinas, duele la ausencia y duele el dolor.
QUE DIOS TE TENGA EN SU GLORIA URDIALISTA.