Diego Urdiales bordó el toreo a la verónica en el centenario coso de Calatayud. Meció el capote con suavidad y compás, jugando con la cintura, los brazos y las muñecas, hundido el mentón, ofreciendo el medio pecho y cargando la suerte a cada lance, si una era lenta, la siguiente lo era más. Los tendidos estaban ya en pie cuando en los medios remató con dos medias semejante obra de arte. Tras la vara de Manolo Burgos intentó de nuevo el lucimiento por delantales pero el Santa Coloma de Ana Romero ya había perdido parte de la inercia con que embistió de salida y a la muleta llegó con escaso recorrido, aun así el torero de Arnedo lo lució por ambos pitones en una faena de arte en la que el viento molestó en demasía, falló con la espada y perdió los trofeos pero no el reconocimiento del público que le obligó a saludar tras una gran ovación.
Su segundo, ya de salida mostró su condición, imposible en el capote y sin entrega en la muleta. Urdiales lo intentó pero fue labor imposible.
ASÍ LO CUENTAN
DIEGO URDIALES Y LA VERÓNICA SUBLIME
Javier Cámara en nuevecuatrouno.com
Dos lances de recibo necesitó Diego Urdiales para fijar la embestida de ‘Clavelito’, que hizo segundo. A partir de ahí, se creó la belleza. Y se sublimó el toreo de capa. Y se levantó un monumento a la verónica, como pocas veces se había hecho antes. Y se alcanzó la perfección. Y se tocó la gloria. Y se soñó la locura.
La cintura quebrada; el medio pecho, donde se clavaba el mentón, ofrecido al toro; la suerte cargada; los riñones hundidos; jugados los brazos con soltura, con garbo, con gracia y con suavidad. Y todo a compás. Ganando terreno. La hermosura, cada vez mayor. Como la cadencia, el gusto y el arrebato. Y también el empaque. Un olé tras otro, hasta por lo menos diez. Crujían los cimientos de la plaza de Calatayud, como crujían las almas de los allí presentes. ¡Qué barbaridad! ¡Qué torería! ¡Qué maravilla!
Rebosaron de temple las dos últimas. El sentimiento y la profundidad se hizo lance y tiene un nombre: la verónica de Diego Urdiales. Las dos medias que remataron el festín llegaron colmadas de elegancia y también de embrujo. Ya lo hizo Urdiales por Mayo en Vistalegre y hoy en Calatayud lo mejoró. La plaza celebró en pie este zenit del toreo de capa; de esta temporada y de otras pasadas. Seguro que también de años venideros. Porque torear mejor con el capote es prácticamente imposible.
Fue la cima de la tarde, de la que nos bajó la falta de recorrido de este ‘Clavelito’ de Ana Romero en la muleta. Lo cuidó Urdiales intentando alargar el muletazo, pero a la sosería del cardenito se sumó lo molesto del viento. Aún pudo dejar detalles toreros Urdiales antes de fallar con los aceros.
URDIALES SE DEJA EL ALMA EN EL TOREO A LA VERÓNICA
Qué manera de mecer el capote con suavidad y gusto, impresionante. Extraordinarios fueron todos los lances ¿10? ¿12verónicas? da igual. Nos envolvió Diego en un clima de gozo interminable, una sensación que no quieres que acabe y que cuando termina sientes que todavía no estás preparado para afrontar lo que viene luego. Complicado alcanzar ese clímax después. Saludo larguísimo que puso la plaza boca abajo, incluso antes de que rematase con dos bonitas medias bien abrochadas en la misma boca de riego Antología del toreo de capa. a medida que sacaba el toro hacia los medios, encajando siempre la figura, dormía todavía más la embestida. De escándalo fueron las verónicas que recitó concretamente por el pitón izquierdo. torerísimo. Se dejó el alma, literalmente.