Diego Urdiales se presentaba en la antigua Chata del madrileño barrio de Carabanchel vestido de Rioja y azabache, rezumando aromas de nostalgia y torerías añejas aposentadas en el alma inquebrantable de un torero que siente, escucha y ejecuta armonías superiores. Así se presentó Diego Urdiales en Vistalegre para nada más romper el paseíllo, el minuto de silencio a la memoria de Francisco Brines y el solemne himno de España, acompasar a su primero hasta la misma boca de riego meciendo el capote a la verónica, dicen que fueron once las que compuso antes de abrocharle dos medias que sonaron a música celestial e hicieron ponerse en pie a los aficionados que ocupaban los tendidos carabancheleros. Después vino el quite por el mismo palo pero con distinta métrica, fueron tres y la media pero con la misma cadencia y sonoridad que las anteriores. Brindo al público y lo volvió a colocar en los terrenos de la soledad con majeza y mando para enroscárselo por el derecho, obligándole por abajo en dos tandas ligadas que dieron con el de Victoriano del Río buscando la salida, rajado y huidizo. Mató de estocada entera y recogió una gran ovación desde el tercio.
Su segundo no se dejó demasiado en los primeros tercios, lo brindó Diego a sus compañeros caídos durante esta feria, gloria y honor a todos ellos. Y allí estaba nuevamente el riojano en los medios para componer otra melodía con el burraco de Victoriano al que le ofreció sin contemplación alguna los vuelos de su muleta adelantada, sin un ápice de afectación, dejándoselo llegar, conduciéndolo a la vez que reducía la velocidad a su embestida mientras se desplazaba alrededor de su cintura quebrada de un sentimiento torero desbordado. Las series siguieron fluyendo con hondura en redondo, por abajo, con pulcritud en los cites, las distancias y las alturas mientras se derramaba por Vistalegre la música callada del toreo de Urdiales, ese toreo que se oye con los ojos y se ve con con los oídos, ese toreo que se piensa y se siente y te levanta del asiento como en las trincherillas y los ayudados con los que remató su creación, la belleza de las formas y la naturalidad convertida en pureza que quebrantó el alma de los que escucharon con los ojos y vieron con los oídos. La estocada dejó al toro sin puntilla y Diego Urdiales paseó el círculo de la antigua Chata al son del pasodoble que lleva su nombre después de haber compuesto e interpretado una obra de arte, como decía Bergamín "sin huella o trazo literal que señalen su ruta para repetirse" la siguiente, será, necesariamente distinta.
ASÍ LO HAN CONTADO
¿QUÉ ES TORERAR? PREGUNTEN A DIEGO URDIALES -Paco March- CULTORO/ EL TENDIDO DE LOS SASTRES
LA PODEROSA VERDAD DE URDIALES EN MADDRID -Jesús Rubio- LARIOJA.COM
EL TOREO DE DIEGO URDIALES SE HACE POESÍA -Javier Cámara- NUEVECUATROUNO
LA CALIDAD SUPREMA DE DIEGO URDIALES -Gonzalo I. Bienvenida- APLAUSOS
CON LA TIBIA ROTA Y LA CINTURA Y LAS MUÑECAS "PARTÍAS" -Álvaro Acevedo- CUADERNOS DE TAUROMAQUIA
UN BAÑO DE CLASICISMO DE URDIALES -Zabala de la Serna- EL MUNDO
EL TOREO SALVAJE DE URDIALES VUELVE A CONVENCER A MADRID -Rodrigo Carrasco- LA RAZÓN
LO DE DIEGO URDIALES ES OTRA COSA - Carlos Ilián- MARCA
ESQUEMAS PATAS ARRIBA -Marco A. Hierro- CULTORO
DIEGO URDIALES MARCA LAS DIFERENCIAS CON LA CALIDAD DEL TOREO MÁS PURO -Paco Aguado- AGENCIA EFE
DIEGO URDIALES, UN MONUMENTO AL BUEN TOREO -Sixto Naranjo- EL ALBERO EN COPE
DIEGO URDIALES BORDA EL TOREO EN VISTALEGRE Y... -Emma Gorjón- OK DIARIO
LO QUE USTED DIGA Y MANDE, DIEGO - Diego Cervera- LA TIERRA DEL TORO