Armando era el entusiasmo hecho persona y Diego Urdiales su torero de cabecera. Urdialista en vena, seguidor del C.D. Logroñés y del Valencia C.F. y Hermano Mayor de la Cofradía del Santo Cristo de las Ánimas, sus cuatro vicios confesables, sus cuatro pasiones divinas que junto a su familia y amigos, daban sentido a una vida plena de sensaciones, amor y alegría.
Armando nos ha dejado huérfanos de su entusiasmo, uno cree que se encuentra en la mitad de todo, que le queda el tiempo suficiente como para disfrutar de un millón de vidas y de repente te enteras que la cosa no es así, que de un día para otro tu vida depende del azar, que tu existencia se encuentra al albur de unos pitones fraticidas que no quieren saber nada de tus engaños y se ensañan a traición con tu cuerpo indefenso. De pronto lo que te has ganado en el ruedo resulta que no sirve para nada y debes empezar de nuevo a ganarte la vida como el que se gana los contratos tarde a tarde, día a día. Armando no lo dudó, en sus retinas llevaba grabadas multitud de lecciones impartidas por su amigo Diego Urdiales, siempre en el sitio, la pata alante, la muleta bien planchada, siempre con dignidad tanto dentro como fuera del ruedo y siempre por encima de tu oponente, por muy difícil que éste sea. Armando sabía, porque se lo había visto hacer a Diego en Bilbao, en Madrid y en tantos sitios, que nada es imposible y que cuando peor se ponen las cosas es cuando mayor debe ser el esfuerzo, y Armando lo hizo. Hizo el esfuerzo y superó envites y embestidas desde La Magdalena en Castellón hasta San Isidro en Madrid pasando por su Valencia, Sevilla o Nimes, pero este destierro de casi dos meses sin que su torero se vista de luces, desde la Feria del Aniversario en Las Ventas, hasta el 15 de agosto en Dax, ha podido con su entusiasmo y con su vida.
Hoy la familia Urdialista tiene un miembro menos, pero a cambio Diego tiene un motivo más para convertir en realidad lo que Armando, Luis o Paula, tantas veces soñaron, y seguirán soñando allá donde estén, ver salir a su torero por la Puerta Grande de Madrid, Bilbao, Alfaro... después de torear como sólo él es capaz y seguir disfrutando de su torería dentro y fuera de la plaza.
Armando, gracias por habernos transmitido tu eterno entusiamo. Viva Urdiales, tu cofradía, Aúpa el Logroñés y Amunt Valencia.
Descanse en Paz Armando Ortigosa Yoldi y un abrazo enorme para su gran familia.