La pausa: Diego Urdiales. Cadencia y temple para danzar con Libélula . Faena de olvidada medida, de distancias exactas, tiempos clavados y alturas onduladas. La faena de Urdiales ha sido de las que se saborean en la plaza con tiempo y gusto. Con placer. La belleza escondida en la ética. La colocación la de Urdiales. La vocación la de Urdiales. La honestidad la de Urdiales. Y el compromiso el de Urdiales. Aguantó un parón del toro con los pitones abajo que definió el Poder. Una gran tarde suya por la faena hecha a Libélula. Una libélula por cierto que de su parte apenas puso, razón por la cual la faena solo fuera del diestro y nunca del animal; razón también por la cual en el tendido solo quien probó el placer de ver torear pudo deleitarse con Urdiales. Pincho y mató y saludo una gran ovación. Sus siguientes toros apenas le dieron ganas y oportunidades y sus historias ya solo merecen ser guardadas en las videotecas
CRÓNICA DE GONZALO ORTIGOSA para la web http://www.opinionytoros.com