Foto: Carmelo Bayo
Volvía Diego Urdiales a la plaza de La Ribera de Logroño tras su gran triunfo de ayer y a punto ha estado el torero de Arnedo de repetir tal circunstancia de no haberse atascado con la espada a la hora de matar.
Fue con el segundo de su lote, un Fuente Ymbro muy exigente que en los primeros tercios no desarrolló demasiada fijeza pero al que Diego fue capaz de sujetar en los medios tras un inicio de faena muy templado por abajo. El toro sacó a relucir su fondo encastado y el torero riojano le fue reduciendo la velocidad de sus embestidas en varias tandas con la derecha en las que los muletazos surgían con hondura, temple y poderío. El de Fuente Ymbro embestía con codicia y Diego aprovechó su condición para ligarle una tanda con la zurda que supuso el punto álgido de la faena con un natural profundo y eterno que hizo rugir los tendidos del coso logroñés.
Se tiró arriba pero la espada pinchó en hueso en repetidas ocasiones, quedando el triunfo grande en una gran ovación que recogió desde el tercio, aunque la sensación que queda en el ambiente tras sus dos actuaciones en esta feria de San Mateo 2014 es que Diego Urdiales es un torero cuajado, con arte y poderío que ejecuta las suertes con una pureza y elegancia inusitadas que desarrolla a través del sentimiento y de la autoexigencia que da el tener que jugarte el porvenir en cada tarde al mismo tiempo en que te estás jugando la vida.