Un lote desesperante de "Torrealta", un primero que por el derecho buscaba hacer carne y por el izquierdo se los tragaba aunque sin clase ni entrega y un segundo de nula condiciòn, agarrado al piso y sin ninguna intenciòn de embestir las telas de Urdiales, frustrò las ilusiones del torero riojano, impecablemente vestido con un terno gris claro y azabache con motivos del Guernika de Picasso que le diseñò para la ocasiòn el artista de Arnedo Carmelo Bayo, a quién brindò la muerte del que abría plaza, " por haber diseñado ésta obra de arte y sobre todo por la amistad tan bonita".