Diego Urdiales volverá a ser apoderado por Luis Miguel Villalpando después de que en 2011 ambos decidieran dar por finalizada una relación de tres años en los cuales el torero de Arnedo consiguió hacerse un hueco en el escalafón a base de mucho esfuerzo y no poca dignidad. Fueron años difíciles en los que hubo que renunciar a muchas cosas para marcar claramente los terrenos por los que se querían mover tanto el torero como el apoderado, pero a la vista está que tales esfuerzos merecieron la pena, por lo menos para que Diego Urdiales sea considerado por la afición y por muchos de los profesionales del toro como uno de los toreros más íntegros del panorama actual.
De nuevo, y tras dejar unilateralmente a su antiguo apoderado Santiago López, se abre otra etapa contractual, porque la de la amistad nunca dejó de existir entre ellos, en la que Diego ha hecho únicamente lo que le pedía su corazón y su alma y ha elegido para que le apodere a la persona con la que mejor se siente y con la que más íntimamente puede hablar de esas cosas que los toreros tienen en la cabeza y que pocas personas son capaces de comprender como lo hace Luis Miguel Villalpando.