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Sunday, 25 April 2021 06:46

LA MAESTRÍA DE URDIALES

Diego Urdiales se presentaba en Villanueva del Arzobispo y en Jaén en su primera terna de la temporada ante toros de Santiago Domecq de distinto juego y condición, rajado, sin entrega y de embestidas ásperas el primero e incierto y midiendo mucho en cada lance el que hacía cuarto. Diego Urdiales les aplicó su tauromaquia a ambos, pero fue con el segundo con el que se pudo disfrutar del magisterio de Urdiales.

Ya de salida el de Santiago Domecq marcó su tendencia a meterse por los adentros a partir del segundo lance, impidiendo el lucimiento con el capote. Se lo sacó el de Arnedo a los medios con mucha torería y mando para intentar el toreo en redondo y al tercer muletazo de la primera serie se le coló de manera escalofriante con un derrote seco y violento que buscó el pecho del torero. Urdiales no se amedrentó y poco a poco a base de pisar terrenos comprometidos, de jugar con las distancias, las alturas, los cites precisos y unas muñecas de seda ante embestidas de plomo logró aminorar el ímpetu del burel y corregirle tendencias perniciosas para hacer el toreo templado y de mando. Fueron apenas un par de tandas, una por cada pitón pero con la torería, la pureza y la importancia que Diego Urdiales se impone para sí mismo sea Madrid, Bilbao o Villanueva del Arzobispo. Mató de una estocada entera algo contraria y paseó un apéndice del animal que acabó entregando el fondo que llevaba en su ser gracias al magisterio de un toreo grande.

 

Así lo cuenta PACO MARCH en CULTORO.COM

URDIALES, MAESTRÍA TOTAL

A Diego Urdiales se le ha cantado (con razón) la pureza de su toreo. También (con igual razón) la torería que desprende en cuanto pisa el albero. Pero menos (sin razón) su magisterio. Y esas tres virtudes  del torero arnedano se han manifestado en todo su esplendor en el segundo de su lote de la interesante – según el neo lenguaje taurino- corrida de Santi Domecq lidiada esta tarde en Villanueva del Arzobispo.

Ese toro, el cuarto, alto y bastote, no apuntaba cosas buenas desde que salió por la puerta de chiqueros, falto de entrega en sus embestidas. Y pese al inicio torero y mandón de Diego, al tercer muletazo de la primera serie en redondo se le vino al pecho. Y aceleró el corazón del torero pero no el pulso de sus muñecas ni  menos aún la quietud de sus zapatillas. Y poco a poco, cite a cite, pase a pase, la faena fue creciendo al tiempo que el toro no tenía otra que someterse a una muleta poderosa y templada.

Cada serie superaba a la anterior en hondura y ligazón, el torero se agigantaba y el toro menguaba. El dominio de la razón se imponía, levantada sobre los cimientos del valor y el arte. Y afloraba la maestría de Urdiales.

No había dudas, claro. Pero en Villanueva del Arzobispo quedó nítido y diáfano que Diego Urdiales es un Maestro del Toreo.  Así, con mayúsculas.


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